En la actualidad, el capital humano de las Universidades es inconmensurable y, si éstas funcionan más que razonablemente, a pesar de su inercia de siglos y de la desidia de que son objeto de la sociedad, es innegable que la inmensa mayor parte de sus integrantes (Personal de Administración y Servicios, Alumnos y Profesores) desempeñan sus funciones con plena dedicación y mejor eficacia. Pero, como en todos los colectivos, existen en su seno algunos elementos que, precisamente por su singularidad y por su no coincidencia de caracteres con la población media, merecen ser considerados como raras especies y son, precisamente, los incluidos en esta modesta obra, para su mejor distinción de los taxones más comunes.