A más de veinte años de su primera edición, al fin reaparece este libro de Matías Rivas, su filoso debut literario, conservando toda la frescura y el desparpajo con que entonces se hizo notar en el ámbito de la poesía chilena joven de su tiempo. Son poemas que no quieren ver ni en pintura la temible madurez, pero tampoco le conceden ni un milímetro a la sensiblería juvenil. Como hijos neuróticos que son de la antigua Roma y de la posmodernidad, se defienden de esas seducciones como gato de espaldas, sacando sus garras y sobre todo su humor cáustico sin miramientos. Su ánimo satírico los lleva a amargarle el pepino a quien se les ponga por delante, usando la mordacidad como un lente de aumento que muestra las hilachas de una sociedad pagada de sí misma, la impostación de la felicidad de ciertos tipos humanos, la hipocresía de las relaciones amorosas o el patetismo de algunos lugares comunes sobre la belleza, pero esa ferocidad intelectual, lejos de ser gratuita o vanamente provocadora, propone a la vez nuevas formas de vitalismo y emoción estética, en las que la risa y la melancolía parecen hermanarse, para felicidad del lector, en una vieja pero siempre actual herida literaria.