"En El principito el escritor plasmó, además de la exaltación de la visión característica de la infancia, su experiencia en el mundo de la aviación, su gran pasión. Fue escrito a petición de su editor estadounidense, quien, curiosamente, le había encargado un relato de Navidad. En el autor de esta novela —quien también fue piloto y periodista— concurrieron como en pocos literatos la acción y la escritura, la vida y la obra literaria. Su biografía remite a una frase de Benjamín Franklin: “Si no quieres perderte en el olvido, tan pronto como estés muerto y corrompido, o bien escribe cosas dignas de leerse, o bien haz cosas dignas de escribirse”, sentencia cumplida a cabalidad por el novelista, quien alcanzó ambas metas. Aun cuando el autor la consideró menor —incluso se publicó primero en Estados Unidos y después en la propia Francia—, esta novela ha sido traducida a decenas de idiomas y es uno de los libros más leídos de la historia, prueba de que si bien “lo esencial es invisible para los ojos”, su profundidad terminó por revelarse a los lectores. "